miércoles, 7 de septiembre de 2005

Linda Green Eyes I


"Ruslan y Ludmila" de Glinka se escucha por los audífonos. La reconozco, es la escena con la cabeza. No sé por qué me acuerdo del refrán que dice que no todo lo que brilla es oro y me parece falso, todo lo que brilla es oro pienso, justo en el instante que bajo del avión. La música de Glinka aún retumba en mi cabeza, se parece a kalinka kalinka kalinka mayó, esa canción que el ferretero de la esquina ponía todas las mañanas en su vieja victrola. La imagen que penetra en mis ojos en ese momento es así como el olor a pescado que tiene la hija del pescador, imperecedera, creo que nunca se me olvidará. Miles de fans esperándome en la losa del aeropuerto, muchos periodistas, en un rincón la presidenta del fan club con su sonrisa sempiterna y nerviosa. Es la misma imagen de siempre al bajarme de los aviones, pero esta vez es diferente sólo por un leve matiz, es el país donde nací, donde me crié hasta los 10 años. Ese que aún no conocía y que recién ahora a los 54 años conoceré. Mis recuerdos son muy vagos, sólo el recuerdo de la hija del pescador y el grito de los pescadores se unen a unas cuantas anécdotas picturizadas y contadas por mis padres, como el de la primera vez que vi a una monja y pregunté si esas cosas volaban.
Nada más, se podría decir que este no es mi país, que sólo figuro con nacimiento aquí.
Pero son inconfundibles mi pelo negro y mi baja estatura, los que siempre fueron motivos de broma en el colegio de rubios y colorines altos con que me eduqué. Mi piel no tanto, es blanca -supongo- como las manos de las lavanderas de acá.
El saludo de la presidenta, el papeleo de aduana, los miles de autógrafos para los fans me parecen diferentes a los de otras veces. Esta vez algunas cosas me parecen nuevas o quizás no son nuevas, son sólo recuerdos que salen a flote y lo hacen todo más cotidiano.
Quiero ir al mar, contrato un helicóptero en el hotel y me dejan en él, en la orilla del mar, ahí donde casi me moja el agua. ¿Estará aún la hija del pescador?
Camino despacio, mis guardaespaldas me siguen, y los de adelante no me dejan ir más rápido. Nos detenemos un momento en una especie de cantina de puerto, pedimos cerveza en lata, puede ser peligroso tomar la que todo el mundo toma de la llave, dice mi asesor. Pregunto al mesero por Gracia Raíces, la hija del pescador Raíces, ¿vive aún el anciano?
Gracia Raíces vive aún, pero su padre murió en la mar, en una tormenta que los hizo naufragar. Lo dice así, con rima. Gracia debe tener unos 60 años, me dicen que esta viuda y que vive en la casa de su padre. Con ella vive una nieta huérfana, hija de una madre soltera que murio en el parto. Una niña un poco loca, la más bella del pueblo eso sí, me dice.
Todo lo que brilla es oro le digo a esa niña de 16 años que me encuentro en la puerta de la casa de Gracia. Me mira sorprendida y se mete en la casa gritándole a su abuela. Es un clon de su abuela en los tiempos que me enamoré de ella. Pelo negro, largo y liso, tez blanca y ojos verdes. Así como el personaje de mi canción Linda Green Eyes, ¿la recuerdan? Claro que sí, ya es un clásico ¿no?
-¿Cómo te llamas? Le pregunto a la fotocopia de Gracia.
- Linda, como su canción. Y se pone a cantar esa canción tan antigua que todavía me martilla en los tímpanos cada vez que la escucho. Tantas veces la canté y ahora tantos covers hay de ella. Es terrible después de cantarla 5 mil veces, escucharla otras 5 mil cantadas por otras personas en la radio o en la televisión.
- Sí, sí, no es necesario que me la cantes para que la recuerde, gracias hija. Se asusta, su abuela ya está en la puerta.
- Buenas Tardes, Pedro Pozondo. ¿O debo llamarte Peter Sibelius? Me dice con la dulce sonrisa en la cara que siempre ha tenido.
- Ese nombre no lo escuchaba desde que murieron mis padres hace ya 30 años, le digo en mi imperfecta lengua paterna. Puedes llamarme Pedro, como siempre lo has hecho, claro que antes me decías "mocoso", ¿recuerdas?
Como me dolía eso, yo quería ser grande, besar a Gracia y ella me trataba como a un niño desordenado. Ahora se me acerca para darme un beso en la mejilla y antes de rozarnos ya siento su perenne olor a pescado, ese que me atraía como a los gatos que siempre la rodean.
- Adelante, siéntete como en tu casa, ¿quieres tomar un té? Cuidado con los gatos.
- Por supuesto. Pásenme a buscar a las 7 y media, muchachos. Recuerden que a las diez es el concierto. Me acuerdo de mis guardaespaldas que al parecer también tenían ganas de tomar té pero eso no les corresponde. Me río internamente de ellos, pobrecitos. Creo que Linda quedó impresionada con el más joven, Sean.

3 comentarios:

Voikot dijo...

Eeeeeeeeeh amigo, te noto con una leve tendencia a la depre desde que volviste de Baires... que onda lolo? no me has contestado el mail tampoco, te voy a pegar una llamada, ahora si estoy puro pelando el cable me avisas también ok?.

Pregunta : Que es una VICTROLA???? un modelo más avanzado de una VITROLA?

Adriano Nicolás González Hidalgo dijo...

bueno, no entendi mucho, no se si era un plagio de un libro q leiste o era lo q sentias, o no me di cuenta y me postea a mi blog y "famosillo", q tiene fan club.

cuidate, chausss, kisses

Pablillous dijo...

no se honestamente para donde iba la micro con el relato, pero me transportó de inmediato a ese pueblito costero..

Me acorde de algo que me paso a mi recientemente (no estoy comparando nada, solo contando algo remotamente parecido)..por mi trabajo, viajo bastante y tengo que hacer presentaciones, enfrente de mucha gente..eso se me da facil, pero el año pasado tuve que hacerlo por primera vez en Chile...esa vez fue diferente...estaba cagado de los nervios..era como una prueba de fuego para mi....todos me dicen que lo hice bien... para mi fue un total fracaso..

eso..
pucha Don Eleutherio casi nunca le comento directamente lo que escribe....sorry..pero es su culpa tambien..sus escritos tienen multiples interpretaciones y sentidos o no?

cat hugs