Pequeño receso

Estoy en Santiago en casa de un tío, hermano de mi papá. Ayudándole a mi tía, su esposa, a instalar antispyware, examinando virus con el Norton y enseñándole a usar el iMesh. Llegué el miércoles en la noche intentando escapar de la vuelta del tonto a La Calera por la festividad religiosa en Lo Vásquez, pero como estudiante de periodismo desinformado que soy, recién caché arriba del bus que el cierre de la carretera había sido decretado desde las cinco de la tarde y el camino de 3 horas tuve que hacerlo igual.
Apenas me bajé del bus, a las doce de la noche, tuve que llamar mi tío para avisarle que ya era muy tarde para tomar una micro para La Florida. Que mala suerte la mía, já, porque tenía la mejor solución para no pasar la noche en el terminal de buses: quedarme en el departamento de mi marido en el centro de Santiago. Faltaba llamar a Bendito para saber si estaba de acuerdo y podía recibirme. Obviamente, mi amor-mi vida-mi pasión saltó en una pata de alegría (y yo también, claro) porque nos veríamos antes de lo presupuestado y partí en la micro de inmediato a encontrarme con él.

Me esperaba con su mejor camisa sound machine, con el abrazo casi nos quebramos una costilla y caminamos a su edificio departamentos. Su hogar-dulce-hogar rocks: el chico tiene estilo y combina objetos antiguos con kitsch pero sin caer en la onda revista estúpida de decoración. Luego de remojar mis patas en ácido sulfúrico y desratizar mis partes pudendas, me paseé desnudo a vista y paciencia de los mirones de edificios contiguos porque aún no instala las cortinas que le gustaría. Estar en vitrina tampoco fue impedimento para que mezclaramos nuestros cuerpos hasta llegar al éxtasis, como diría una Corín Tellado de cuarta categoría. Como el devedé sufrió algún embate de la mudanza, mi marido puso una peli en el computador porque no puede quedarse dormido sin menor sonido que las micros que pasan por la avenida cercana. "El efecto mariposa" con washón Ashte un Kuchen fue la elegida y por suerte, después del horror, tenía a mi marido para abrazar antes de quedarme dormido.

Despertamos a eso de las once de la mañana. Después de ducharnos, Bendito me mostró sus fotos de cuando era un ravotrilito chico, pasando por su adolescencia (coso más rico), su periodo de pololas y sus viajes. También tuve la suerte de ver algunas de sus fotos ultraproducido tipo book modelo y un cd con un montaje fotográfico de su sobrina exquisita, desde que nació hasta hoy, en brazos de mi marido y sus padres.

Se nos hizo tarde y ambos debíamos ir a almorzar a Ñuñoa (yo con mi prima y tíos, él con una amiga y el hijo de ella), por lo que partimos a nuestras citas en la misma micro escuchando Alex Ubago, como los dos tortolitos que somos, cada uno con un audífono, con mi mano en su rodilla y con su mano sobre la mía.

En casa de mi prima, antes que sus padres llegaran, me dediqué a puro hablar sobre mi marido y lo maravilloso que era. Tanto hablé, que mi prima me dijo que por qué no lo había traído. La verdad no se me ocurrió, aunque tampoco habría llegado sin avisarle que alguien me acompañaría. No importa, la invitación quedó extendida para el cumpleaños de mi otra prima el sábado. Ojalá Bendito pueda quedarse para conocer tan fantásticas mujeres que forman parte de mi ego fan club.

Después del sabroso almuerzo (a pesar de que prima-cocinera insistía en que le había quedado sin sal) y una política sombremesa nos fuimos al mall a comprar el regalo de la cumpleañera y resulté beneficiado con uno anticipado de navidad para mí: unos pescadores (esos pantalones que muestran la pantorrilla solamente, como si fuesemos talibanes). Nos comimos un helado y después de dejar a Carmen (mi prima) a su edificio departamentos, partimos a La Flowerida donde estoy ahora escribiendo esto después de pasar horas escaneando el computador en busca de virus y espías. Llamé a Bendito a su celularíshen hace un par de horas y estaba carreteando, el perla. Vamos a ver si mañana cuando lo despierte lo reto, já.

Por este receso capitalino, mañana (o sea, hoy) no va Polen (el folletín de los viernes, por si alguien aún no se entera).

El domingo vuelvo a votar a Valparaíso. ¡¡Aguante Hirsch y Aroca, podemos lograr los dos dígitos!!

THE BUTTERFLY EFFECT - TRAILER (2:28)