Mi bendito ravotril

"Muchas veces en mi vida, quise. Aunque hubiera que ocultarse, quise. Con engaños y traiciones, quise. Sin tener en cuenta al otro, quise. Aunque no fuera querido, quise. Tantas veces en mi vida, quise. Pero quise mal, quise mal, pero esta vez voy a aprender a quererte. No hay más tiempo que perder. La vida corre y no espera al que se queda. Aprendamos a querernos, a amarnos, a cuidarnos del dolor. Yo te enseñaré a quererme, enséñame por favor a amarte, besarte, cuidarte, mirarte, sentirte, extrañarte, esperarte...Vos, yo, uno más uno, dos. Vos, yo, uno más uno, tres. Vos, yo, uno más uno, cuatro. Aprendamos a querernos. Vos, yo, uno más uno, cinco. Aprendamos a querernos. Vos, yo, uno más uno, seis. Aprendamos a querernos. Uno más uno, más uno, más uno, más uno, más uno..." ("Vos, yo. Uno más uno", disco "Soles", 1982, Marilina Ross).

Bajo del cerro a buscarlo a la plaza. Una amiga que no veía hace años me saluda y me impide ver la hora exacta en que cruzo mi mirada con la de él . Me despido de mi amiga circunstancial y lo saludo. Es más guapo de lo que vi en fotos y webcam, ni en mis sueños imaginé que sería tan bello. Mi futuro marido se transforma, con el primer abrazo, en mi marido a secas. Si bien no lo declaramos en ese momento, a ambos nos queda más que claro que así es. Tenemos que celebrar. Brama por alcoholishen y compra un manquehuito de piña a falta de champaña y yo coopero con un carmen margó. Subimos el cerro por la calle proscrita y antes de llegar al castillo nos damos el primer beso, mi debut en las callejuelas de Valparaíso y no me importa, aunque nadie lo vea para envidiarnos.

Agarra la guitarra de mi hermana y canta. Su voz dulce-raspada me canta y me encanta. La mayoría son canciones que no conozco, en español o en portugués. Si alguna ya la he escuchado, no la canta, sólo quiere sorprenderme. Escucho con atención y encuentro significados, me transporto, me sumerjo en su mundo y me fascino con el viaje que me regala. En retribución, le presento a Pedro Aznar y también cae rendido a sus pies.

"Cuando no tenía nada, deseé. Cuando todo era ausencia, esperé. Cuando tuve frío, temblé. Cuando tuve coraje, llamé. Cuando llego carta, la abrí. Cuando escuché a Prince, bailé. Cuando el ojo brilló, entendí. Cuando me crecieron alas, volé. Cuando me llamó, allá fui. Cuando me di cuenta, estaba ahí. Cuando te encontré, me perdí. Y en cuanto te vi, me enamoré." ("A primera vista", disco "Cuerpo y alma", 1998, Pedro Aznar).

- Te he esperado mucho tiempo, demasiado. Sé por qué no nos conocimos antes y siento que hoy es el día preciso, porque lo merecemos. Sabía que algún día te encontraría.

Hacemos el amor. Nos cuesta, hay nervios, pero entendemos que es cosa de tiempo. Conocemos bastante el uno del otro por todo lo que nos hemos leído. No tiene importancia algo que podremos aprehender con las muchas horas de práctica que tendremos de aquí en adelante para lograr las más perfectas victoritas y manuelitos.

Mis planes del verano se van al tacho de la basura, no quiero irme al sur, no quiero irme a ninguna parte demasiado lejos de él. Es algo que recién comienza pero tengo la certeza de que es algo muy importante. Quiero estar aquí, cerca de él. Acompañarnos, cuidarnos, crecernos y caminar juntos. El rito nupcial se llevó a cabo anoche, 3 de diciembre: cerramos nuestras páginas de gaydar dejando así de existir para la vida (de) loca. Nos tomamos un ron Varadero y con la imperdonable falta de mi par de amigos, brindamos hasta la ebriedad nuestra unión esta vez cantando juntos en la terraza nuestro amor para que la plaza echaurren sound machine y los perros vagos se enteraran.

Navidad está reservada para mi padre, Año Nuevo para mi bendito. Para enero debo tener trabajo. Me he puesto en campaña para resolver las trivialidades, él también. Se fue, pero el viernes volveremos a vernos. Mil dosis de leche con chocolate y kilómetros de cigarrillos harán más fácil el trance.

"Casi sin querer, nací. Casi sin querer, crecí. Casi sin querer, te conocí. Me gustó tu risa fresca, niño grandulón y tu manera de mirar. Fue difícil respirar, empecé a temblar y casi sin querer, te besé. Casi sin querer, me río. Casi sin querer, te extraño. Casi sin querer, me enamoré. De este oso cariñoso, niño grandulón, que sin querer también, me amó. Y me llena de caricias, sin la obligación de prometerme eterno amor. Casi sin querer, se olvida. Casi sin querer, se pierde. Casi sin querer, se va el amor. Por eso te estoy queriendo, casi sin querer. Jurarte eterno amor, no sé. Tal vez algún día, nos sorprenda la vejez muy juntos, casi sin querer." ("Casi sin querer", disco "Soles", 1982, Marilina Ross).

PS: Se puede leer lo que dice mi marido de este gran comienzo haciendo clic aquí. No es porque lo diga yo y pueda parecer subjetivo ahora, pero el que aún no haya leído a Bendito Ravotril se está perdiendo una gran lectura. Para entenderlo mejor conviene leer su explicación sobre su particular lenguaje fechado con el día 11 de septiembre de 2006, por lo que es el primer post que aparece.