lunes, 25 de julio de 2005

Pubic hair is a must

Volví el sábado al puerto luego de pasar una semana en Pichilemu con mi papá, la tía Quena, el nieto de ella y mi hermana que regresó antes por su coro. Benjamín, el nieto (o el que vendría a ser mi sobrino si el hijo de la mujer de mi papá fuera mi hermano), se portó bastante bien en el viaje en bus a Santiago. Me encargaron traerlo con su otra abuela que se lo llevaba a Iquique.
El tirano Benjamín -6 años, pero con una pasta de dictador-se fue durmiendo la mayoría del traslado. Apenas jugó algo de Tetris poco antes de llegar al destino.
Luego de dejarlo con su abuela materna en el caótico terminal San Borja, tomé mi bus para Valparaíso. En el camino, no dejé de pensar en si fue un riesgo haberlo acompañado al baño cuando quiso hacer caca. "Debí haberle dicho que se limpiara solito el poto". "¿Y si me acusan de pedófilo por pasarle muy fuerte el papel confort?"
La paranoia ya me había revuelto la mente cuando en Pichilemu noté reacciones extrañas de la tía cuando Benjamín quiso dormir conmigo. Ella le inventó miles de excusas para que no lo hiciera. En un momento, el Benja dijo con su inocencia infantil: "te voy a tocar el poto" y la tía llegó a saltar de su cama para retarlo.
En fin, no cacho si fue paranoia homofóbica mía o algo real. Creo que está demás decir que no me gustan los niños. Apenas soporto a los adultos lampiños o rasurados en mi cama, pa' eso mejor soy hetero.

1 comentario:

Pablillous dijo...

si te entiendo perfectamente...
algunas personas de mi familai son cuidadosos con sus chiquilines..
yo te tenido esas reacciones paranoicas tambien...